Teruel existe! (i s’ho fa bé)

Teruel encuentra la fórmula mágica: Hace rentable un aeropuerto sin pasajeros

Podría ser cualquier otro cementerio de hormigón de esos que proliferaron hace años. Las pistas del Aeropuerto de Teruel no son concurridas y los aterrizajes no son ni mucho menos diarios, pero todas son rentables. Tarmac es una compañía francesa filial de Airbus y ha hecho realidad la visión del Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Teruel cuando encontraron un nicho en el estacionamiento de aviones.

Antonio Pérez Lobato / www.invertia.com
Jueves, 5 de Diciembre de 2013 - 18:17 h.

Cuatro de los cinco aeropuertos españoles con menos pasajeros se inauguraron en los últimos diez años. Moles de hormigón que, en conjunto, costaron 72 millones de euros para un promedio de 35 viajeros al día. En Teruel ni siquiera eso, y ni falta que hace.

Tampoco tiene mucho que ver con las ya tristemente famosas instalaciones de Castellón o Ciudad Real. Hablamos de un negocio de estacionamiento de aviones y de una de las pocas veces desde que comenzó la crisis en las que se habla de una previsión a largo plazo en las administraciones, además de un buen ejemplo de colaboración con la empresa privada. Arrancó el proyecto en 2009, centrado en un nicho inédito en este lado del Atlántico. Salvo pequeños aeródromos en Reino Unido y las 25 plazas de las instalaciones de Tarmac en Francia, la misma empresa concesionaria en Teruel, las aerolíneas europeas tenían que desplazar sus aparatos hasta EEUU cuando no los empleaban. El coste de la operación podía llegar hasta los 150.000 euros por avión y las 225 “plazas de aparcamiento” en las pistas aragonesas vienen a completar la oferta continental.

Porque los aviones se “aparcan”. Muchas de las compañías aéreas tienen alquilados los aparatos en leasing. Como en el caso de las empresas de alquiler de vehículos, cuando finaliza el periodo contratado, la unidad permanece parada hasta que vuelve a rentarse. No solo eso, sino que las empresas que sí tienen aviones en propiedad suelen rebajar sus rutas en invierno con la caída de la demanda. Estas son las dos principales razones que apunta José Moliner, el director de ventas de Tarmac, que añade el reciclaje de los aparatos al final de su vida útil como la tercera pata del negocio de la francesa.

La concesionaria ya tiene doce personas trabajando en las instalaciones y el compromiso de ampliar la plantilla en 100 empleados más en los próximos años. Es una de las condiciones firmadas en el contrato por valor de 1,25 millones anuales durante 25 años en los que se harán cargo de buena parte de los 40 millones que supuso la construcción al erario público.

CONVIRTIENDO LAS DEBILIDADES EN FORTALEZAS

Que las aerolíneas emplearan las pistas norteamericanas no es casualidad. Están en Nuevo México, zonas áridas, con poca población y con baja densidad de espacio aéreo. Teruel no es ni mucho menos un desierto, pero cumple con creces los requisitos. Los 35.000 habitantes de la zona sufren ese clima seco y el mismo cielo inalterable, pero además está a tiro de piedra de los principales aeródromos españoles, bien comunicado con los de los emiratos y a cinco horas por carretera de la otra sede de la empresa matriz, la localidad francesa de Tarbes.

El despegue de esta plataforma para los aviones ha llegado este año, pero es solo el principio. Desde Tarmac cuentan con una ampliación de la licencia que hasta ahora solo le permite funcionar con aerolíneas de procedencia Schengen en los próximos meses y en 2014, los aviones estacionados podrían ser ya hasta 20.

UN SILICON VALLEY AERONÁUTICO

El Consejo de Gobierno de Aragón ya ha aprobado la modificación del proyecto inicial y se extiende el abanico de usos para las instalaciones. Pasan a ser de “uso aeronáutico general”, lo que permitirá a Tarmac llevar a cabo el desmantelamiento y reciclaje de piezas de las aeronaves. En torno a este proyecto se va a edificar un segundo hangar y dentro de las 340 hectáreas totales buscan alojar empresas del sector. Para conseguirlo, además de las credenciales actuales, cuentan ya desde junio de este año con la certificación de la Universidad Nacional Aeronáutica francesa para viajes espaciales. No serían solo los “saltos al espacio”, la opción turística más visible, sino también el motor de viajes de alta velocidad aérea a corto plazo.