que la jubilació sigui obligatòria és un atemptat al dret i llibertat de les persones

> jubilació: assegurar el dret, eliminar l’obligació <

La jubilació forçosa dels metges de l’Institut Català de la Salut és constitucional. És el final d’una cadena de recursos entre tribunals que va començar quan un metge que s’havia de jubilar el 2011 va demanar de prolongar la seva vida laboral i va recórrer als tribunals per acollir-se a la norma estatal. Els jutges van determinar que continués al seu lloc fins que es resolgués si hi tenia dret o no. Una norma del 2012 va establir que l’edat de deixar de treballar és els 65 i que només en situacions excepcionals –per necessitats del territori o interès investigador– es permetria continuar. “Només hi ha una dotzena de casos de prolongació actualment”, apunta el director de recursos humans de l’ICS, Xavier Savall.

El Tribunal Superior de Justícia de Catalunya va plantejar la inconstitucionalitat de la norma en considerar que podria anar contra el marc legal dels metges de la Seguretat Social espanyols, estatut que regeix també per als de l’ICS. I pel que fa a això ha dit el Constitucional que no, que la norma estatal és una llei bàsica “susceptible de ser desenvolupada” per un parlament autonòmic perquè cada servei autonòmic de salut l’apliqui depenent de les seves necessitats organitzatives.

Aquesta aplicació autonòmica és la que ha provocat un profund malestar entre els metges de 65 anys de Madrid, que van rebre massivament a fi de mes l’anunci del seu final laboral per al 15 de maig.

7-V-13, lavanguardia

Víctor Gutiérrez Millet, nefrólogo de 68 años con cuatro décadas de carrera en el hospital 12 de Octubre de Madrid, jamás pensó que su dedicación exclusiva a la sanidad pública iba a acabar así, de sopetón y sin siquiera una palabra de gratitud. Poco antes de terminar su jornada del 30 de abril, antes de un largo puente —el 2 de mayo es el día de la Comunidad de Madrid— le llamaron de Personal. Le entregaron una carta en la que comunicaban su jubilación forzosa por superar los 65 años. “Una carta de una crueldad increíble, aséptica, sin una sola frase de agradecimiento por la entrega profesional de 40 años”, asegura. Solo en su servicio hay dos jubilados forzosos más; en todo el hospital, unos 150. La sanidad madrileña pierde, de golpe, 700 especialistas (son 15.000 en total), según cálculos del Colegio de Médicos de Madrid.

El Gobierno regional ha decidido prescindir de los servicios de los médicos mayores de 65 años, que hasta ahora podían prolongar su actividad hasta los 70 si superaban un examen físico y psicológico. Y lo hace, como anunció en marzo, para ahorrar. Los facultativos que rondan esa edad son los mejor pagados del sistema. Acumulan trienios y carrera profesional, y muchos ocupan jefaturas. En lugar de ir jubilándolos progresivamente, de manera que los servicios donde trabajan pudieran reprogramar las consultas, la Consejería de Sanidad —con la que este diario no pudo contrastar los datos en dos días— ha optado por hacerlo de golpe y minutos antes de un puente. La gran mayoría de las plazas se quedan sin cubrir, puesto que la tasa de reposición es, como para el resto de funcionarios, del 10%.

El Colegio de Médicos de Madrid alerta de que prescindir, sin planificación, de tal cantidad de especialistas en pro de un “ahorro fácil” puede afectar a la asistencia. Que su marcha se produzca “de forma sorpresiva implica un desprecio hacia los pacientes, que este mismo lunes ya no encontrarán a sus médicos y, posiblemente, a ningún otro facultativo con su experiencia, peso o preparación”, añade, y habla de trato "vejatorio" por la forma en que la Consejería de Sanidad ha comunicado la marcha de los trabajadores.

La carta que recibieron el martes los facultativos indicaba que su contrato acaba el 15 de mayo. La de Gutiérrez Millet, fundador del servicio de Nefrología del 12 de Octubre —el hospital líder en trasplantes renales y pancreáticos en España— y con decenas de publicaciones en revistas médicas, le recordaba que le quedan nueve días de vacaciones y le invitaban a tomárselas. Son exactamente los días laborables que faltan hasta el día 15, así que podría no volver a pisar su puesto de trabajo. “Pero mis compañeros y yo tenemos consultas el lunes, y vamos a ir”, asegura. También Rufino Paz, internista del hospital de Getafe de 68 años, trabajará hoy. “Mis enfermos están citados y a algunos les conozco de muchos años. No puedo irme así, en algunos casos tengo que decidir tratamientos. Si al menos me hubieran dado tiempo para organizarme...”, se lamenta.

Como su compañero del 12 de Octubre, Paz está indignado por “las formas y la mala educación” con la que la Comunidad de Madrid les jubila. Ambos habían firmado al cumplir los 65 años una prolongación hasta los 70. “Han cambiado la ley y nos la aplican con efecto retroactivo”, se queja.

A finales del año pasado la Comunidad modificó la normativa y hace unas semanas aprobó un Plan de Ordenación de Recursos Humanos que consagra el final de la carrera de los médicos a los 65, salvo “un máximo” de un 30% de los que soliciten seguir. Gutiérrez Millet asegura que no conoce a ninguno que haya podido quedarse y que a él le han denegado la prórroga basándose en razones “absolutamente falsas”. “No es cierto que mi servicio esté suficientemente dotado”, afirma. Tampoco han tenido en cuenta, lamenta, sus publicaciones ni su gestión de las consultas externas de nefrología, que con él “pasaron de tener una lista de espera de tres meses a 10 días de media”.

El secretario general del sindicato médico Amyts, Julián Ezquerra, lamenta “la falta de respeto” con la que Madrid ha despedido a los profesionales. “Iremos a la huelga en defensa de nuestro sistema y de nuestros pacientes”, añade. Otras comunidades han modificado su legislación en los últimos años para jubilar a los médicos a los 65. Cataluña tuvo que dar marcha atrás obligada por los tribunales. “Lo peor es que mi puesto se amortiza”, se lamenta Paz. “Quiero trabajar. Tengo más experiencia y motivación ahora que con 40 años”.

2-V-13, E.G. Sevillano, elpais