el líder opositor Alexéi Navalni es juga 10 anys de presó

El activista anticorrupción Alexéi Navalni fue acusado ayer de malversación de fondos públicos y, si se le encuentra culpable, podría ser condenado hasta a diez años de prisión. La causa contra él se había cerrado en dos ocasiones, pero se ha vuelto a abrir en julio por expreso deseo del jefe del Comité de Investigación, que previamente había sido diana de los ataques de Navalni.

Pero Alexéi Navalni no es simplemente un cruzado contra la enfermedad social más extendida en Rusia. Abogado de formación, se hizo famoso por denunciar en su blog la corrupción de los funcionarios y las compañías estatales.

Faltos de caras nuevas, la aparición de este abogado de 36 años supuso un impulso entre los grupos de la oposición extraparlamentaria. Y su figura se consolidó el pasado invierno, cuando la oposición organizó las mayores protestas contra la democracia dirigida de Rusia desde la llegada al poder del presidente ruso, Vladímir Putin, en el año 2000.

Aunque la mayor fuerza opositora en Rusia sigue siendo el Partido Comunista, que dirige Gennadi Ziugánov, con una relevante representación en la Duma, han sido sin embargo las fuerzas apartadas de las instituciones por las leyes de Putin las que han logrado poner en un brete al Kremlin con su movilización en la calle.

Esta oposición tiene varios líderes de referencia, como Borís Nemtsov, ex viceprimer ministro en la época de Yeltsin; el excampeón del mundo de ajedrez Gari Kaspárov, el escritor Eduard Limónov o Serguéi Udaltsov, que dirige el Frente de Izquierdas. Pero la figura que les aglutina y que podría servir para unira una oposición atomizada y desorganizada es, sin duda, Alexéi Navalni, el verdadero símbolo de la última protesta social contra Putin.

El Comité de Investigación (una especie de FBI a la rusa) le acusó ayer de organizar una trama para malversar fondos públicos a gran escala. Navalni, que tuvo que firmar una promesa de no abandonar Moscú, calificó ayer las acusaciones de “extrañas y absurdas”.

Liudmila Alexéyeva, que preside la organización pro derechos humanos más antigua de Rusia, el Grupo Helsinki-Moscú, denunció que se trata de un nuevo ataque del poder contra la oposición. Según Alexéyeva, la única culpa de Navalni es poner la corrupción al descubierto en internet y asistir a mítines políticos.

Navalni es sospechoso de haber presionado a la empresa estatal Kirovles para firmar un contrato desventajoso con otra compañía cuando era consejero del gobernador de la región de Kírov, el político liberal Nikita Bélij, en el 2009. Como consecuencia, el presupuesto regional sufrió pérdidas de 1,3 millones de rublos (unos 33.000 euros).

Navalni fue investigado en dos ocasiones. El caso se cerró en abril, pero se reabrió el mes pasado. El 5 de julio el jefe del Comité de Investigación, Alexánder Bastrikin, exigió públicamente explicaciones a los investigadores de Kírov que lo habían cerrado. Además, la reapertura se produjo poco después de que Navalni acusase a Bastrikin de conducta inapropiada en un funcionario. Le acusó de tener intereses inmobiliarios en la República Checa y de disfrutar de residencia en la UE mientras tenía acceso a secretos de Estado.

Bastrikin lo negó. Pero, según la agencia Ria Nóvosti, el cónsul checo en Rusia, David Novy, confirmó que el jefe investigador tenía residencia temporal en ese país centroeuropeo. El Ministerio del Interior de la República Checa confirmó también que Bastrikin disfrutaba de un permiso de residencia de largo plazo entre el 2007 y el 2009 para gestionar Law Bohemia, una empresa que había establecido y registrado a su nombre. Bastrikin fue nombrado jefe del Comité de Investigación de Rusia en el 2007.

1-VIII-12, G. Aragonés, lavanguardia