Un análisis detallado del congreso del PCC capta el estado del Partido en un momento dado. Aunque puede dar alguna indicación de las maniobras futuras, como ocurrió en 2017, no es el lugar para anticipar las principales direcciones de la política china en la próxima década. Para ello, es necesario pasar por una verdadera clarificación doctrinal para entender la imaginación y la visión que motivan las acciones de los líderes chinos y, en particular, de Xi Jinping. En la actualidad, este necesario trabajo de lectura sólo se realiza en contadas ocasiones fuera de China. Desde un punto de vista histórico, es sorprendente constatar que a la fascinación suscitada por el Pequeño Libro Rojo en Occidente le ha seguido una forma de desinterés por el pensamiento político chino: es como si los sucesores de Mao Zedong hubieran dejado de referirse a un corpus doctrinal coherente. Aunque a veces se menciona el "socialismo con características chinas para una nueva era" de Xi Jinping, muy pocas veces se ha leído y, por tanto, se ha tomado en serio. Además, el público occidental parece asumir a menudo que una sociedad autoritaria como la china no puede producir ningún pensamiento político que merezca la pena analizar: la omnipotencia del Partido y de su brazo armado, el Estado, ahogaría cualquier forma de innovación. Esto es una miopía. Son muchos los pensadores e investigadores chinos que elaboran conceptos para proporcionar categorías analíticas y de lectura que permitan explicar la situación de China en el mundo, y su futuro. El hecho de que este campo intelectual tenga muy poca autonomía del poder político hace que su estudio sea aún más necesario, ya que estas obras conforman las "doctrinas de la China de Xi Jinping". Así es como el Grand Continent tituló una serie lanzada hace unos meses. La revista publica semanalmente largos textos escritos por las principales figuras intelectuales de la China contemporánea. Traducidos por primera vez, son comentados y criticados por el sinólogo David Ownby, editor de Reading the China Dream, que aporta una visión fundamental de un contexto y unas representaciones a veces oscuras para un lector poco familiarizado con el panorama intelectual chino -y sus vínculos con el poder político-. Sería un reto absurdo presentar todos los textos ya publicados en una sola carta. En su lugar, hemos elegido tres, escritos por dos autores fundamentales para el desarrollo doctrinal del poder chino bajo Xi Jinping. Wang Huning suele ser considerado el intelectual más influyente de la China contemporánea. Comenzó su carrera como profesor en la Universidad de Fudan, en Shangai, y poco a poco fue adquiriendo importancia dentro del Partido, trabajando para el Comité Central del PCC bajo tres líderes sucesivos: Jiang Zemin, Hu Jintao y Xi Jinping. Desde la llegada al poder de Xi Jinping, ha reforzado aún más su posición como quinto miembro del Comité Permanente del Politburó, compuesto por siete miembros, y jefe del Secretariado Central, lo que le convierte en el adjunto directo de Xi Jinping para la gestión diaria del Partido. La mayoría de sus escritos datan de finales de los años 1990, cuando su país se estaba transformando por su integración en la economía global. Visitó Estados Unidos en 1988 y escribió un cuaderno de viaje, America against America, publicado en 1991, en el que se mostraba a la vez fascinado y crítico con el modelo estadounidense, que, según él, se debatía entre sus tendencias unitarias e individualistas. En particular, trazó un camino a seguir para los países que quisieran desafiar la hegemonía económica estadounidense: el colectivismo capitalista, inspirado en el modelo japonés. En este periodo crucial para China, se erigió así como uno de los principales pensadores de una forma de neo-autoritarismo que implicaría la renovación del Partido, única condición para que éste pudiera ejercer su poder indefinidamente. En este texto, publicado en 1988, reflexiona sobre la tensión existente entre un proceso de modernización que describía como el "principal proyecto socialista", la reforma ideológica del Partido, y la resistencia que podía emanar de las comunidades que conformaban la China de entonces. Hostil a la idea de la modernización mediante la democratización del país, propuso en su lugar el desarrollo de una nueva "cultura política". Mientras que las culturas políticas tradicional (o clásica), moderna y marxista-socialista no habían logrado erradicar las estructuras sociales y culturales que las precedían. En otras palabras, "la cultura política china tenía un triple sistema de valores, y el sistema de valores de la estructura más reciente rechaza los otros dos". Para acabar con la inestabilidad que impide la formación de un Estado estable, aboga por el establecimiento de un proceso de creación de valores fundamentales, al tiempo que subraya que China, a pesar de su reciente modernización, conserva rasgos fijos "desde la antigüedad". Correspondía a un Estado fuerte y autoritario establecer los valores que debían imponerse a la sociedad china y, finalmente, dotarla de una cultura política que permitiera establecer un gobierno moderno de forma sostenible. ¿Debemos considerar este texto como una de las fuentes del proyecto político y social de Xi Jinping? Su cercanía a Wang Huning podría argumentar en esta dirección. Sin embargo, hay que tener cuidado de no ser anacrónico. Publicado en 1988, en un momento en que la China contemporánea experimentaba una profunda transformación, este texto es también un valioso documento sobre los debates que suscita la cuestión de la modernización en el seno de las élites políticas e intelectuales chinas. De la pluma de uno de los hombres más poderosos de la China de 2022 surge un proyecto que ya articula la posibilidad de una sociedad económicamente próspera que rechazaría por completo la dimensión política de la modernidad occidental, es decir, la democracia. Por el contrario, lo que Wang Huning defendía era una sociedad totalmente "construida" (por tomar un concepto de Friedrich Hayek) y homogeneizada en torno a un conjunto de valores desarrollados por un Estado autoritario. Para Wang Huning y Xi Jinping, la cultura política es un asunto demasiado serio como para dejarlo en manos de los individuos. — La estructura cambiante de la cultura política china según Wang Huning — Doctrinas de la China de Xi Jinping
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