*En la cabeza de Vladimir Putin*, Michel Eltchaninoff

EN LA CABEZA DE VLADÍMIR PUTINEl hecho pasó casi desapercibido. En enero del 2015, en Rusia, los altos funcionarios, los gobernadores regionales y los cuadros directivos del partido Rusia Unida reciben un singular obsequio de Año Nuevo procedente de la Administración presidencial: ¡libros de filosofía! Se trata de obras de pensadores rusos de los siglos XIX y XX. Si Gogol resucitara nos describiría a estos imponentes personajes, acostumbrados a los restaurantes más elegantes y a los buenos coches, sudando tinta con la lectura de unas páginas llenas de especulaciones sibilinas. Pero no queda otro remedio que aplicarse y pasar las noches devanándose los sesos. El mismísimo presidente ha citado recientemente a estos autores en varios discursos cruciales, así que hay que tratar de entender lo que ha querido decir. Por lo demás, los más perseverantes han encontrado en estos libros una serie de fórmulas que resuenan extrañamente, como una reminiscencia de otros tiempos: el papel de guía de la nación en una democracia auténtica, la importancia de ser conservador, la preocupación por anclar la moral en la religión, la histórica tarea del pueblo ruso frente a la milenaria hostilidad de Occidente...
En este ensayo, Michel Eltchaninoff trata de responder a la pregunta que todo el mundo se hace desde la anexión de Crimea, episodio que en Rusia se ha elevado a la categoría de acto fundacional. ¿Qué le pasa a Putin por la cabeza en este comienzo de siglo imprevisible? La filosofía rusa bien podría ayudarnos a comprender su estrategia en el momento actual, cuando los profetas del conservadurismo, de la «Vía Rusa» y del «imperio eruasiático» cobran fuerte impulso en el Kremlin.

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En este ensayo, Michel Eltchaninoff trata de responder a la pregunta que todo el mundo se hace desde la anexión de Crimea, episodio que en Rusia se ha elevado a la categoría de acto fundacional. ¿Qué le pasa a Putin por la cabeza en este comienzo de siglo imprevisible? La filosofía rusa bien podría ayudarnos a comprender su estrategia en el momento actual, cuando los profetas del conservadurismo, de la «Vía rusa y del «imperio euroasiático cobran fuerte impulso en el Kremlin.

Michel Eltchaninoff es profesor de filosofía, especializado en filosofía rusa. Entre sus principales publicaciones destaca Dostoïevski, le roman du corps 'Dostoievski: la novela del cuerpo (Jérôme Millon, 2013). Actualmente ocupa el puesto de redactor jefe adjunto en la revista Philosophie Magazine y se ha convertido en uno de los más prestigiosos analistas del actual conflicto entre Rusia y Ucrania.

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Un filósofo francés de origen ruso, Michel Eltchaninoff, es el autor de esta obra de llamativo título y que obtuvo en 2015 un premio otorgado por la Revue des deux mondes. En el libro aparece una anécdota significativa: la presidencia rusa remitió a los gobernadores del país un regalo para el año nuevo de 2014: un compendio de las principales obras de los pensadores rusos del siglo XIX. No es precisamente Putin un modelo de “rey filósofo”, al estilo del idealizado por Platón, pero ha ido llenando algunos discursos de sus últimos años de citas de pensadores rusos como Nikolái Danilevski y Konstantín Leóntiev, partidarios del paneslavismo y de la defensa de la identidad rusa frente a las intromisiones occidentales.

El recorrido de Elchatninoff a través de la mentalidad de Putin cubre el sovietismo, la religión ortodoxa, el conservadurismo y el eurasianismo; y hay que reconocer la habilidad con que el presidente nada en las corrientes de todos los “ismos”. Putin está convencido de que Rusia es mucho más que un Estado: es una civilización cuyos fundamentos son el pueblo, la lengua, la cultura, la Iglesia ortodoxa… A partir de aquí se desarrollaría un combate ideológico para salvar a una civilización rusa acosada por Occidente. No son argumentos para la política exterior, que llegado el caso puede adoptar actitudes pragmáticas, sino para el consumo interno del pueblo ruso. Son planteamientos para dar a entender que el alma rusa, según la concebían ciertos filósofos de hace dos siglos muy influidos por el idealismo alemán, estaría hoy amenazada.

Estas ideas sirven para rendir culto a la Historia (escrita siempre con mayúscula, a la manera hegeliana) y a los líderes políticos que son su reencarnación. Lo del hombre providencial que construye la Historia sigue teniendo cabida en Rusia, en parte porque muchos rusos no vieron el final de la URSS de la misma manera que sus vecinos del centro y este de Europa: lo percibieron como una derrota, una humillación para un país que durante siglos fue un imperio. En el fondo, nadie tiene nostalgia de las precariedades de la era comunista, aunque lamentan la pérdida del imperio soviético. Es bien conocida la cita de un discurso de Putin de hace unos años, en la que tachaba de “pérdida estratégica” el final de la URSS.

Estamos ante un libro para comprender la Rusia de Putin, y solamente se puede comprender Rusia desde el hecho de que no es un Estado posmoderno, como los Estados de la UE. No renuncia a su Historia, a pesar de sus carencias demográficas y económicas, que pueden representar una amenaza a la larga para su seguridad e integridad territorial. Esto explica que la gran mayoría de los rusos estén satisfechos con la política exterior de Putin, el hombre que ha recuperado Crimea, y que está restaurando el prestigio de Rusia en Oriente Medio gracias a su intervención en Siria.

El libro de Eltchaninoff no nos anticipa las acciones futuras de Vladímir Putin, aunque nos ayuda a acercarnos a su mentalidad. Sobre todo, tendremos que tener en cuenta que no existe una “filosofía” putiniana, pues el presidente parece dispuesto a servirse de la cobertura ideológica que precise en cada momento.