el furor olímpico revive el debate sobre la concesión de la ciudadanía italiana

Tokyo 2020 Olympics - Athletics - Men's 4 x 100m Relay - Medal Ceremony - Olympic Stadium, Tokyo, Japan - August 7, 2021. Gold medallists Lorenzo Patta of Italy, Lamont Marcell Jacobs of Italy, Eseosa Desalu of Italy and Filippo Tortu of Italy on the podium as they all wear protective face masks REUTERS/Andrew Boyers

A pesar de haber nacido y crecido en Italia, el atleta Eseosa Desalu, el tercero en la foto, no pudo ser ciudadano de pleno derecho hasta los 18 años debido a su ascendencia nigeriana.

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El hombre más rápido del mundo fue interrumpido durante una entrevista. “Perdona, Marcell, está Mario Draghi al teléfono”. La expresión incrédula de Marcell Jacobs, el italiano de 26 años que se convirtió en el sorprendente campeón olímpico de los 100 metros en Tokio, se convirtió en viral en las redes. El suyo es uno de los rostros del entusiasmo que ha generado en Italia su equipo olímpico, que logró 40 medallas en el país asiático, batiendo los récords precedentes de 36 galardones en 1932 y 1960. Y lo hicieron, en parte, gracias a los atletas de origen extranjero, algo que ha reabierto el debate sobre el acceso a la nacionalidad en Italia.

 

Jacobs, nacido en Texas de un padre militar estadounidense y una madre italiana, ha vivido toda su vida en Italia y apenas habla inglés. Él no tuvo problemas para obtener la nacionalidad gracias a su madre, pero no es el caso de todos los atletas. Por ejemplo, Eseosa Desalu, de padres nigerianos, que ganó una medalla de oro con el equipo italiano masculino en la 4x100 de atletismo, no fue italiano de pleno derecho hasta los 18 años a pesar de haber nacido y crecido en este país. “Mamá, no te preocupes. Un día me convertiré en alguien. Cantaré el himno de Mameli y me emocionaré en el podio”, le había prometido a su madre, Veronica, que le crió sola después de que el padre les abandonase. Primero recogía tomates y ahora es empleada del hogar de una señora mayor, por lo que a su pesar no pudo participar en el especial televisivo de las Olimpiadas.

El campeón de atletismo Eseosa Desalu, de padres nigerianos, solo fue italiano de pleno derecho a los 18 años

 

Más flagrante es la situación de la campeona de salto con pértiga Greta Nnachi, de 16 años y nacida de padres nigerianos en Turín, que no puede representar al Estado italiano en las competiciones internacionales porque no es italiana a los ojos de la ley. “Soy una campeona italiana pero no puedo demostrarlo fuera de las fronteras”, lamentó en declaraciones a La Stampa .

  Tokyo 2020 Olympics - Athletics - Men's 4 x 100m Relay - Final - Olympic Stadium, Tokyo, Japan - August 6, 2021. Eseosa Desalu of Italy celebrates after winning gold REUTERS/Aleksandra Szmigiel

En Tokio 2020, con 27 años, consiguió el oro para su nación en el 4x100 de atletismo masculino.

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En Italia, la concesión de la nacionalidad se funda bajo el derecho de sangre (ius sanguinis) –es decir, un niño es italiano si al menos uno de los dos padres es italianos– y no sobre el derecho de suelo (ius solis). Los niños nacidos en Italia de padres extranjeros pueden aplicar para convertirse en ciudadanos cuando cumplen los dieciocho años, un proceso burocrático que puede llevar hasta tres años, y sólo si hasta ese momento han residido en Italia legal e ininterrumpidamente. Se calcula que un millón de menores de edad residentes en Italia de padres que viven, trabajan y pagan impuestos en este país se encuentran en este limbo legal, mientras que los extranjeros que puedan demostrar que tienen ancestros italianos pueden llegar a aplicar por la ciudadanía.

Las experiencias de Nnachi o de Desalu ha llamado la atención del presidente del Comité Olímpico italiano, Giovanni Malagò, que tacha la situación de “dantesca” y pide acelerar los procesos para la naturalización de deportistas. “De lo contrario, el riesgo es que o el deportista se retire, o se vaya con su país de origen o que lleguen otros países que estudian la práctica y la tramiten. Corremos el riesgo de perder muchos de estos atletas”, avisó.

La cuestión es aceptada por la ministra del Interior, Luciana Lamorgese, quien abrió la puerta al debate diciendo que estos jóvenes deben “sentirse parte integrante de la sociedad”. La Liga de Matteo Salvini, que lleva años haciendo de su puño de hierro contra la migración su caballo de batalla, acusó a la ministra de “delirar”. Pero pese a la oposición de la ultraderecha, los partidos de izquierda considera que ha llegado el momento de aprovechar el tirón olímpico para reintroducir una cuestión que no pudieron resolver Matteo Renzi o Paolo Gentiloni durante sus mandatos. “Desde el punto de vista político se puede hacer con una iniciativa parlamentaria, sin implicar al Gobierno, como sucedió con la ley del divorcio o la ley del aborto”, considera el diputado del Partido Demócrata Enrico Borghi, hablando de las tres propuestas de ley que espera que se discutan cuando se retome el trabajo parlamentario en septiembre. “La opinión pública ha entendido que hay una serie de razones por las cuales no puede haber un millón de personas nacidas bajo una discriminación clamorosa –advierte a este diario–. No solo por aceptar que nuestra sociedad evoluciona, sino también porque, después de una pandemia que ha aumentado la desigualdades, si la sociedad no está cohesionada está destinada a empobrecerse”.