*El incierto régimen del 2021*, Enric Juliana

 

El Partido Socialista Obrero Español salió tan dramáticamente dividido de la Guerra Civil que estuvo a punto de morir congelado por la guerra fría. El PSOE es uno de los pocos partidos de vieja raigambre en Europa que han participado en un golpe de Estado contra sí mismo. El 5 de marzo de 1939, durante los últimos estertores de la Guerra Civil, el coronel Segismundo Casado, jefe del ejército republicano del Centro, se rebeló contra el Gobierno de Juan Negrín , partidario de la resistencia a ultranza después de la caída de Catalunya. Casado ofrecía la definitiva capitulación de Madrid y de lo que quedaba de la zona republicana al general Franco a cambio de una paz honrosa. 

 

 

Se formó un Consejo Nacional de Defensa que contó con el apoyo de los socialistas hostiles a Negrín y a su alianza con los comunistas. Su portavoz era Julián Besteiro , exponente del ala más moderada del partido, que ya había sido renuente al pacto de San Sebastián para derrocar la monarquía e implantar la república. El golpe de Casado, también apoyado por anarquistas y azañistas, derivó en una lucha fratricida entre unidades militares republicanas en Madrid, con un saldo de dos mil muertos en una semana. Cayó más gente en la guerra civil del Madrid republicano que en los Fets de Maig de 1937 en Catalunya. Franco esperó a que se matasen entre ellos y después exigió la rendición incondicional. Casado logró huir. Besteiro, más valiente, se quedó. Fue detenido y condenado a pena perpetua, muriendo de septicemia en la cárcel de Carmona en 1940.

La dramática y vergonzosa caída de Madrid, a la que el escritor Max Aub dedicó la novela Campo del Moro , no suele figurar en los grandes relatos de la Segunda República, pero dejó una honda huella y ayuda a explicar la posterior dispersión de la oposición a Franco. El PSOE llegó al exilio roto y desangrado. Negrín fue expulsado del partido en 1946. Indalecio Prieto, socialista a fuer que liberal, según definición propia, intentó negociar aquel mismo año con Juan de Borbón la restauración de la monarquía. Se trataba de obtener el apoyo de los aliados y forzar a Franco a abandonar pacíficamente el poder, se supone que bajo presión de los generales monárquicos. El dictador interceptó la maniobra ofreciendo a Don Juan que el príncipe Juan Carlos cursase sus estudios en España. Decepcionado y desmoralizado, Prieto se retiró en su exilio argentino y su sucesor, Rodolfo Llopis , residenciado en Toulouse (Francia), metió al PSOE en la nevera del exilio.

 

El PSOE despliega su viejo instinto de supervivencia ante tiempos inciertos

El partido hibernó hasta 1974, momento en que fue sacado oportunamente del frigorífico por Felipe González y Alfonso Guerra . El grupo sevillano tuvo una gran intuición: convertir en nuevo un partido viejo . Si hubiesen esperado más tiempo, otras siglas habrían ocupado el espacio socialista, llamado a gobernar España después de 40 años de dictadura.

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c), flanqueado por dos expresidentes: Felipe González (i) y José Luis Rodríguez Zapatero (d). 

Rober Solsona / EP

El PSOE, por tanto, es un partido dotado de una gran plasticidad. Cuando se desvanece, reaparece. Cuando parece que se va a romper, se recompone. Cuando ya no se hablan, se reúnen en foto de familia. Hay que considerar esa genética para entender el congreso que tiene lugar este fin de semana en València. El PSOE se reagrupa porque su instinto le dice que tiene la oportunidad de fortalecerse como fuerza central española si se consolida un momento socialdemócrata en Europa después de la epidemia. El PSOE también se reagrupa porque el instinto, el viejo instinto, también le dice que esa primavera socialdemócrata puede ser abortada por un shock energético con el que nadie contaba. El PSOE se reagrupa en defensa propia porque sigue siendo un partido político y no una plataforma electoral.

Unidad... y bocetos de una futura oferta de ‘concertación nacional’ al PP

Felipe González, admirador de Prieto, bendijo ayer el golpe de timón decidido por Sánchez en julio, asustado por los catastróficos resultados electorales de mayo en la Comunidad de Madrid. Siempre Madrid. Ofició la reconciliación José Luis Rodríguez Zapatero , que hace unos años rehabilitó a Negrín. A su lado, Joaquín Almunia , un buen tipo. Presidía la escena una gran fotografía de Alfredo Pérez Rubalcaba , que en su día calificó de Frankenstein la actual fórmula de Gobierno. Rubalcaba también estaría hoy al lado de un Sánchez asistido por Óscar López, Félix Bolaños , Francesc Vallés y Salvador Illa .

¿Vuelve el régimen del 78, reivindicado ayer, orgullosamente, por González? Quizá viene un momento socialdemócrata europeo. Quizá viene un shock energético capaz de tumbarlo todo. El PSOE, partido plástico, se prepara para los dos escenarios. Si las cosas se complicasen mucho dentro de uno o dos años, el Partido Socialista podría ofrecer acuerdos de concertación nacional al Partido Popular. Ya se está ensayando en Andalucía.