(Siria:) "Los alauis, pueblo mediterráneo

En los relatos de los viajeros del siglo pasado, los alauis eran descritos como gente miserable, pobres campesinos de remotas aldeas del djebel Ansariyeh, agricultores sometidos a propietarios rurales sunís, doméstico y servidores empleados en las ciudades costeras. Los alauis, secta ismaelí, asimilada a los chiís, con algunas creencias de origen pagano, practican un religión secreta, conocida por los iniciados, considerada herética por algunos puritanos del Islam.

La  mayoría de esta comunidad vive en el litoral y en las vecinas montañas de la orilla mediterránea de Siria. Lataquia es el principal puerto, es su capital y Tartus con sus muelles mejor equipados, su segunda ciudad. El ¨país  alaui¨ de seis mil quinientos kilómetros cuadrados en el que también hay poblaciones sunís, cristinas e ismaelíes, es el balcón sirio sobre el Mediterráneo.

Durante el mandato francés, el gobierno de París estableció un estado autònomo alauí desde 1920 a 1936, troceando el territorio de Siria anteriormente sometido a los pachás o gobernadores del Imperio otomano. En Siria nunca han olvidado que en el dominio colonial  francés dividió, además, el país en otras entidades autónomas como Damasco y Alepo, el djebel o estado druso, cediendo el golfo de Alejandreta a Turquía y uniendo la llanura de la Bekaa al vecino Líbano.

Esta minoría alaui que constituye alrededor del diez por ciento de la población siria -unos  dos millones y medio de habitantes- se convirtió gracias al golpe de estado de 1963, llevado a cabo por el ejército y por el partidoBaas, en el núcleo del nuevo poder de Damasco.

Las tribus alauis, muy levantiscas habían combatido al ejército otomano y a menudo se enzarzaron en luchas intestinas con la mayoría suní, bien asentada en las ciudades del interior y de la costa. El jeque Mohmad Al Magribi, prominente jefe religioso de los sunís,   promulgó una fatua o decreto en el que afirmaba que ¨matar y robar a los alauis era legítimo¨. La  hostilidad entre estas dos comunidades, una que controlaba el comercio, la producción agrícola, el bazar, otra marginada y ensimismada en sus montañas, late en la  historia de Siria.

Con los franceses que reclutaban hombres de grupos minoritarios para sus tropas coloniales, los alauis  ya comenzaron encontrar una salida a su marginalización. En el partido Baas y en el ejército de la república, independiente desde 1943, muchos alauís vieron el camino para su ascensión social y económica en el nuevo régimen con una  originaria ideología socializante y populista. De hecho en estas dos instituciones se  enrolaron  muchos miembros de las pequeñas comunidades, no solo aluai sino también drusa. Sus campañas de alfabetización su reforma agraria, su esfuerzo de industrialización les animaban a participar en el nuevo Estado erigido sobre el sistema conservador de la derrotada república de notables sunís.

Hafel El Asad que se alistó en el ejército y que en 1947 entró a formar parte del partido Baas, impulsó en sus tres décadas de gobierno, implacable y pragmático obsesionado en mantener el orden y la seguridad de la nación, este espectacular ascenso de los alauis a los primeros puestos de la dirección de la sociedad y del estado. No es que el poder este en las manos de los alauis, sinon de alauis, ya que también hay entre ellos los que se oponen al clan de los Asad. El padre del actual presidente supo instrumentalizar su religión y convirtió la sociedad tribal alaui, unida a su ¨asabiya¨ o redes sociales basadas en los  vínculos de sangre, en el fundamento de su régimen Hafez El Asad captó además sunnís,  cristianos, para conservar la jefatura del Estado. En 1983  su  hermano Rifai trató de  derrocarle. Años después su sobrino Bachar destruyó a cañonazos su último reducto de  Lataquia,  la pretendida Costa Azul del levante sirio.

De este país alaui proceden muchos de los miembros de las unidades pretorianas, de las  fuerzas de represión del régimen que alimentan sus familias. Los alauis de la costa que trabajan también en el amplio sector público, se identifican plenamente con el estado  bassista. El hundimiento del régimen de El Asad, podría forzarles a replegarse en este enclave mediterráneo de  Siria.