dur i transcendent pols Israel-Iran

En los medios políticos y militares israelíes continúa el intenso debate sobre un posible ataque militar contra las instalaciones nucleares iraníes. El general en la reserva y viceprimer ministro para Asuntos Estratégicos, Bogy Ayalon, promete que el proceso de toma de decisiones del Ejecutivo "será objetivo y muy serio". Ayalon advirtió que una bomba en manos de los ayatolás supondría "un caos atómico en Oriente Medio". Según dijo al diario Maariv,el tiempo de reacción se agota, ya que en un año los iraníes serán capaces de construir una "bomba atómica sucia" y en dos o tres podrán equipar sus aviones con artefactos nucleares.

"El duelo entre Irán e Israel ya no tiene sólo un carácter quirúrgico de lucha entre servicios de inteligencia a raíz del amenazador proyecto nuclear de Teherán; de hecho de trata de una guerra que ya ha empezado", afirmó a este diario un ex agente secreto y director de una de la unidades del Mosad israelí que exigió permanecer en el anonimato. Este hombre en la sombra,hijo de uno de los antiguos jefes de la llamada institución,acaba de concluir 30 años de servicio y confiesa que visitó varias veces territorio iraní. "Gran parte de nuestros esfuerzos en los últimos 20 años se centran en intentar impedir que el régimen de los ayatolás obtenga un paraguas nuclear que le permitiría amenazarnos, dominar países del golfo Pérsico y ocuparlos sin que EE. UU. ni otros puedan responder", añadió.

Después de una serie de cuatro asesinatos de destacados científicos iraníes involucrados en el proyecto nuclear, algunos expertos de Teherán pidieron trasladarse a proyectos de carácter civil. Washington desmintió inmediatamente cualquier tipo de responsabilidad en las operaciones, pero Jerusalén no reaccionó. Algunos portavoces israelíes incluso guiñaron el ojo, reforzando aún más la motivación iraní de vengarse. Lo antes posible. "Con operaciones como esas se logra retrasar la bomba iraní", señala el analista Ronen Bergman.

Hace cuatro años Israel mató, en una operación muy compleja en el corazón de Damasco, al hombre fuerte de Hizbulah, Imad Mugnie, temido jefe de operaciones del movimiento chií libanés, que depende de Teherán. "Aunque tarde cien años, le vengaremos", prometió Hizbulah. Pero, por ahora, no lo han logrado. El Gobierno de Israel ha declarado el estado de alerta en sus embajadas ante la creciente motivación iraní y de Hizbulah.

En las últimas semanas se multiplican los intentos de represalia: en Tailandia, en Azerbaiyán, en Georgia, en India (con la esposa de un diplomático hebreo herida), y el jueves una noticia procedente de Líbano señalaba que "el subjefe del Mossad fue liquidado en territorio español". En Israel se produjo gran conmoción, pero el ataque no fue confirmado.

Desde los ataques de Al Qaeda en EE. UU., el 11-S, la guerra contra el terrorismo es más global. Servicios de inteligencia que antes se guardaban sigilosamente la información la comparten ahora con más intensidad. El experto en lucha antiterrorista israelí de la universidad de Herzlia, Eli Karmon, afirma que en Irán hay agentes israelíes, estadounidenses y de varios países europeos.

"Los franceses son muy activos, así como los británicos y los alemanes", revela. Otras fuentes hablan de la presencia de servicios de países como Holanda y destacan la cooperación internacional contra el proyecto atómico iraní. Según distintas fuentes, el Mosad y otros homólogos occidentales tienen bases en Bakú, capital de Azerbaiyán, desde la que sus hombres se infiltran en Irán, situado a unos 300 km. "Si quiere imaginarse cómo entramos en ese país, basta mirar el atlas y comprobar las larguísimas fronteras iraníes, más de 5.000 kilómetros", se limita a insinuar el agente israelí saliente.

"Ni a Irán ni a su brazo libanés Hizbulah le faltan motivos para vengarse", destaca Karmon, que recomienda a su gobierno continuar la guerra quirúrgica para retrasar el poder atómico iraní: "Por ahora, medios tecnológicos como el virus infiltrado en los sistemas informáticos nucleares, o la venta de piezas defectuosas para sus centrifugadoras, son muy efectivos, a la espera del resultado de las sanciones internacionales y de una posible primavera en las calles de Teherán".

En Israel y en EE. UU. se destaca con satisfacción que es la primera vez que la opinión pública iraní vincula el proyecto nuclear con la crisis económica y la caída de la moneda en Teherán. El asesor del presidente de EE. UU. para Oriente Medio en los últimos tres años, Dennis Ross, afirmó a La Vanguardia que, a raíz del boicot a la venta de petróleo iraní, "es surrealista ver cómo los iraníes se ven obligados a continuar extrayendo oro negro para que no se sequen sus pozos, y muchos de los petroleros están en el mar totalmente llenos, sin saber qué hacer con el petróleo".

El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, intenta tranquilizar a su pueblo argumentando que "Teherán posee reservas de divisas suficientes para 150 años", pero en Occidente hay expertos que están seguros de que en seis meses los iraníes podrían sufrir un racionamiento de alimentos e incluso hambre. El director de Kol Israel, la radio oficial israelí en persa, Menashe Amir, opina que las sanciones ya tienen un efecto desmoralizador muy grande en Irán. "Muchos oyentes nos llaman y preguntan cuándo empezará la guerra y qué zonas serán bombardeadas por Israel", afirma Amir, israelí nacido en Irán. Y añade: "Algunos incluso subrayan estar dispuestos a aceptar un ataque occidental para debilitar al régimen, con la condición de que no se ataque a civiles ni infraestruturas".

Menashe Amir opina que las sanciones económicas a solas no pondrán fin al proyecto nuclear iraní: "Hacen falta otras medidas combinadas, que supongan una amenaza directa al régimen".

Amir cree que sólo la combinación de medidas que pongan en jaque al líder espiritual, el ayatolá Ali Jamenei, puede convencerle de detener el proyecto nuclear.

Por ahora, en el duelo entre Israel e Irán el Mosad va ganando. Últimamente es más fácil para los servicios secretos reclutar colaboradores iraníes que desean un cambio. Aun así, en Jerusalén y en las capitales occidentales aliadas nadie se hace ilusiones. Una represalia iraní con éxito es cuestión de tiempo. Dennis Ross declaró a este corresponsal, refiriéndose al conflicto entre Israel e Irán y a las primaveras árabes: "Estamos solamente en el primer capítulo de un libro que tendrá al menos veinte capítulos".

19-II-12, H. Cymerman, lavanguardia