"Los políticos no han transmitido el milagro europeo", Emma Bonino

Emma Bonino: "Los políticos no han transmitido el milagro europeo"

Emma Bonino ha llevado su pasado de luchadora en el partido Radical italiano a la defensa a ultranza de la Unión Europea (UE) con su nueva formación + Europa e hierve de rabia al considerar que estamos desaprovechando el "milagro que consiguieron nuestros padres".

La excomisaria europea y exministra de Asuntos Exteriores recibe a Efe en su casa del centro de Roma, un ático con una maravillosa terraza repleta de plantas que cuida personalmente y asegura que no puede vivir "sin sus flores y sin la política".

Aunque cansada por una extenúante campaña electoral de cara a las elecciones al Parlamento europeo y para convencer a los italianos de que el futuro sigue siendo Europa y del "peligro" de las fuerzas soberanistas, Bonino (Bra, 1948) sigue hablando con la misma pasión que en los tiempos de las luchas radicales.

Pregunta: Viendo su agenda de los últimos días, la pregunta es: ¿Tiene aún ganas de seguir haciendo política?.

Respuesta: Creo que simplemente es una pasión. En mi caso por una política radical y europeísta. Es una pasión y no un hobby. La pasión te come completamente. Puedo vivir, sin flores no, pero puedo vivir con pocas vacaciones... Lo que no puedo vivir es sin política y sin política radical.

P. ¿Qué nos jugamos en estas elecciones europeas en las que se presenta como candidata con +Europa a la presidencia de la Comisión Europea?.

R. Son muy importantes por la atmósfera que estamos viviendo, no solo en Europa. Una atmósfera soberanista y populista muy peligrosa, en mi opinión y que se extiende en todo el mundo. Además, los europeos estamos en una situación en la que, por una parte, encontramos a Putin, por otra a una China agresiva, a Trump que no le gusta ocuparse de Europa y después con un Mediterráneo en llamas. La única posibilidad que tenemos los europeos de que nuestra voz se oiga por algún lado es el proyecto europeo. Cualquier idea de 27 países cada uno por su cuenta es no solamente una ilusión sino también algo muy peligroso.

P. El pasado sábado en un acto en Milán, las fuerzas soberanistas europeas criticaron lo que consideraron la "elite" europea y la acusaron de haber destrozado la Unión Europea...

R. No comprendo lo que consideran ellos la elite. Para ellos elite es todo el que tenga un mínimo de experiencia, profesionalidad y conocimiento de lo que habla. Todo esto es una postura demagógica. Creo que toda esta demagogia no tiene nada que ver con la democracia liberal que hemos conocido, aunque imperfecta. Aún son una minoría y por eso hay que tener el valor y ganas de decir a nuestros ciudadanos que todo esto es una "fake news"(noticia falsa) y que el riesgo final es el de un fracaso espantoso. Sé que el tema no es muy popular ahora, pero yo nunca he hecho batallas populares, pero hay que resistir estudiar, conocer y transmitir a los jóvenes y viejos electores una emoción, pero también una descripción del mundo con sus oportunidades, que son muchas, y también con sus amenazas, que también son muchas.

P. Se estima que este grupo podría conseguir casi el 30 % de los escaños del Parlamento europeo.

R. No van a ser la mayoría, pero aún así me da miedo porque pueden tener una capacidad de destrucción muy importante. Pero esto no es una buena razón para no hacer nada, ni para hundir un barco que es la UE, que es verdad que es viejo y que sigue basándose en el Tratado de Lisboa, que es algo de otra época. Pero lo que tenemos que hacer es reparar este barco y seguir andando. Después de la moneda única, el proceso de integración política se ha detenido. No tenemos una política social, no tenemos una política fiscal común, ni de inmigración, ni de asuntos exteriores, ni de defensa. Tenemos otras políticas comunes que no están tan mal: agricultura, competencia... El proyecto europeo se detuvo y ahora tenemos dos opciones, o regresamos a donde estábamos con todas las naciones en guerra, o seguimos por otro lado con mejor integración. Sé que es difícil, pero yo hacia atrás no quiero ir.

P. ¿Qué le dice usted a los euroescépticos?

R. Hablar con un euroescéptico e intentar convencerle es casi inútil. Para ellos y para los políticos euroescépticos, Europa es el chivo expiatorio más fácil y popular. Piensan: 'No es mi responsabilidad, es culpa de los burócratas de Bruselas' y esto no es verdad. La Europa que no funciona es la de los Jefes de Estado y de Gobierno que se reúnen en las cumbres y deciden por unanimidad, es decir, que nunca deciden nada, pero después ninguno asume su propia responsabilidad.

P. Algunos medios comentaban hoy con ironía que Europa solo se muestra unida cuando hay una tragedia o en el Festival de Eurovisión...

R. Pienso que los líderes políticos no se han animado a transmitir a la gente el milagro europeo. Hace 60 años, que en la historia es nada, la situación en Italia, España, Francia, Alemania, Inglaterra era un desastre. Gracias al proyecto europeo y el apoyo americano, Europa es el continente más rico al mundo y ahora no tenemos el orgullo de contar el milagro que han hecho nuestros padres. Es el continente más rico no sólo en números de PIB, de esperanza de vida, de instrucción, de control sanitario, el más avanzado en medioambiente. ¿Tenemos todo esto y no tenemos el orgullo de contarlo? No conozco ningún continente que tenga un bienestar social como nosotros. Nuestros padres han sido capaces de llevarnos hasta aquí y ahora ¿qué pasa que no somos capaces de hacer el segundo milagro? ¿Qué nos pasó?. Al final todos descontentos, todos quejándose. Es algo que me irrita mucho.

P. Los puertos italianos están cerrados a la llegada de migrantes y muchos culpan a Europa de ser poco solidaria...

R. No es Europa la responsable. La Comisión Europea no tiene competencia alguna en el tema de fronteras exteriores ni de integración. Es responsabilidad de los Estados nacionales que se han reunido no sé cuantas veces para no decir nada.

P. Usted ha propuesto un comisario para el Mediterráneo...

R. Sigo pensando que es lo más importante que se tiene que hacer para países como el mío, España o Grecia. Hay que recordar que nada es más frágil que la política ni más estable que la geografía. Estamos en el Mediterráneo, al sur hay guerras por todos lados, en África y en la zona del Sahel la pobreza empuja a millones de persona, como haríamos nosotros, van a intentar marcharse en busca de perspectivas mejores. Europa además atraviesa un declive demográfico espantoso. Creo que es importante que pueda crearse un grupo de países del Mediterráneo que tenga esta bandera como prioridad a medio plazo. Y como siempre, una prioridad política tiene que tener una cara, una responsabilidad, una estructura y un presupuesto. No es tan difícil de comprender. Ahora tenemos un comisario de Política de Vecindad que se ocupa de Balcanes o del Mediterráneo, pero no tiene sentido. Necesitamos una gran zona de libre intercambio euro-mediterránea. No podemos dejar el Mediterráneo. Estamos aquí. De corazón y de razón es mejor organizar la convivencia de estas dos realidades.

P. Ha sido siempre una abanderada del feminismo ¿Cómo ve ahora la lucha feminista?

R. En Italia, por ejemplo, desafortunadamente, los últimos 10-15 años los grupos feministas se han dormido. Contentas de que habíamos avanzado mucho en derechos se dieron un poco de calma. Pero no ha sido un poco de calma, ha sido un sueño sempiterno de diez años. Afortunadamente ahora hay un mínimo de reacción, pero por mi experiencia en todo lo que concierne a movimientos es que si no se estructuran a la quinta manifestación la gente no va más. Ahora (el feminismo) tiene que enfrentarse al desafío de juntase y decidir lo que tienen que hacer. Porque la política se hace una vez al mes en la plaza. Esto va a ser un gran desafío.

P. Entonces, ¿el feminismo tiene que entrar en política?

R. Tiene que ponerse el problema de su relación con las instituciones. Yo no sé si es entrar en un partido, pero no solo pensar que las manifestaciones de plaza bastan. Tienen que ponerse el tema de cómo cambiar la política y la política se cambia en relación, en contraste y en pelea, pero en relación con las instituciones.

P. Algunos países han aplicado en las listas para las elecciones europeas cuotas de género para que la representación de mujeres sea mayor. ¿Está a favor de estas medidas?

R. No, nunca lo he sido. Sé que algunas amigas aceptaron las cuotas por cansancio. Pero yo no puedo pensar en luchar por una sociedad por cuotas. Un poco de mujeres, un poco de negros... Lo han aceptado y efectivamente lo han querido, pero no es la solución y no es la sociedad que se quiere construir.

P. Un tema de división actualmente de la sociedad y también entre las mujeres son los vientres de alquiler. ¿Cual es su opinión?

R. El tema no es prohibir. El tema es un esfuerzo para llegar a una reglamentación que evite la explotación. Una señora amiga mía me planteó: ¿por qué puedo dar un riñón a mi hija y no puedo prestar un útero?. Yo no tengo hijos y no me gusta entrar en las vidas de las personas, pero creo sólo que la prohibición no funcionará nunca.

P. ¿Cuál es su próxima lucha?

R. ¡No! Gracias. Me basta Europa.

Cristina Cabrejas