"¿El ruso como lengua oficial en la UE?", presseurop

¿El ruso como lengua oficial en la UE?

17 febrero 2012
Postimees Talin
presseurop
Riga, el 14 de febrero.

Riga, el 14 de febrero. "Vote con una papeleta en blanco": un cartel reivindica el voto nulo para que el letón siga siendo la única lengua oficial.

AFP

El 18 de febrero, los letones votan para decidir si se atribuye o no al ruso el carácter de segundo idioma oficial. Esta cuestión, herencia de la era soviética, divide a un país en constante búsqueda de una identidad común.

Muchos habitantes de Rudbārži, una población al oeste de Letonia, están preocupados. Lo que les inquieta no es el referéndum del 18 de febrero sobre la oficialidad o no del idioma ruso, pues para ellos hace tiempo que el debate se zanjó, sino más bien la factura de la calefacción, que promete ser elevada por la ola de frío.

“Al principio sentí pánico, pero ahora todo este debate me cansa", afirma sobre el referéndum Maija, profesora de 55 años. "Ya no quiero hablar de ello. Tengo intención de votar en contra, porque la mera idea de un segundo idioma [oficial] es inaceptable”. Según Maija, si en Letonia hubiera dos idiomas oficiales, el Estado letón perdería toda su razón de ser.

El "exotismo" de la lengua letona

El pasado otoño, un funcionario llegó a Rudbārži para recoger firmas a favor de la organización de este referéndum. No logró ninguna. Por lo tanto, es evidente que aquí, el 18 de febrero, los votos a favor serán escasos, ya que la localidad no cuenta con ningún ruso y los que saben hablar este idioma son sólo unos pocos. Los alumnos de Maija apenas conocen una palabra en este idioma. “¿Qué harán si el ruso se convierte en idioma oficial? ¿Aprenderlo para poder seguir viviendo en su país?”, se pregunta Maija, indignada.

A varios cientos de kilómetros hacia el este, la situación es totalmente distinta. Si estos mismos alumnos de Rudbārži tuvieran que irse a Daugavpils, segunda ciudad de Letonia, sólo podrían comunicarse en letón con las autoridades locales, las únicas personas obligadas a dominar esta lengua.

Porque aquí, en Daugavpils, incluso hacer la compra se convierte en una tarea complicada si no se habla ruso: a muchos habitantes de esta ciudad, el idioma letón les parece casi exótico.

“Yo no hablo letón y me las arreglo muy bien sin él. Aquí todo el mundo habla ruso”, afirma Aleksandrs Rasevskis, uno de sus habitantes. “En la farmacia, todos los rótulos están en letón y no lo entiendo”, dice otro que explica por qué votará a favor de que el ruso se convierta en el segundo idioma del país.

Como en su caso, el ruso es el idioma materno de la mayoría de habitantes de Daugavpils. Esto también explica por qué 28.000 de ellos firmaron para que se celebrara este referéndum, ya que la ciudad es la segunda más importante después de Riga: en la capital, 90.000 personas (de un total de 183.000 en todo el país) firmaron para que tuviera lugar el referéndum.

Para que el ruso pueda convertirse en idioma oficial, habría que cambiar la Constitución letona. Ahora bien, esto exigiría obtener 771.000 votos 'a favor' [es decir, el 50% del electorado letón. La minoría rusófona representa el 33% de los electores].

Un referéndum simbólico

Un resultado que parece improbable. Nils Usakovs, alcalde de Riga, que sin embargo había firmado a favor del referéndum, cree paradójicamente que en Letonia basta con un solo idioma oficial. En su opinión, el alcance de este referéndum sería más bien simbólico: se trataría de saber cuántas personas en Letonia se oponen a la política lingüística actual, que es muy estricta.

Vladimirs Lindermans, precursor del referéndum y líder de la organización Dzimta valoda (Idioma materno) lanzó recientemente una campaña para incitar a los letones de pura cepa a que no participaran en la cruzada contra el idioma ruso: “Nosotros [los rusófonos] no somos visitantes de paso, ni extranjeros, ni ocupantes. Los rusos de Letonia están dispuestos a trabajar para Letonia, pero es necesario que tengan los mismos derechos y que no sean considerados ciudadanos de segunda categoría”.

Según Lindermans, recoger las firmas de apoyo al idioma ruso es una respuesta a la campaña “Todo por Letonia”, lanzada el pasado verano por el partido gubernamental letón y cuyo objetivo es modificar la Constitución para que el letón se convierta en el único idioma enseñado en los colegios públicos [sobre todo rusófonos].

¿Qué estrategia pretenden adoptar los políticos letones con respecto a este referéndum: pedir a la gente que hagan caso omiso del mismo o instarles a votar en contra? El presidente Andris Berzins, que había anunciado que se abstendría, hace poco cambió de opinión al afirmar que los letones simplemente tienen que votar según su conciencia.

Contexto

Un referéndum de alta tensión

El letón es el único idioma oficial de Letonia, algo que, según los rusófonos, no responde al contexto multiétnico y cultural del país. Las élites políticas siempre se han negado a ratificar el multiculturalismo, alegando que pondría en peligro la identidad letona.

La gran concentración de población rusófona es fundamentalmente resultado de la inmigración masiva de rusos (aunque también de bielorrusos y de ucranianos rusófonos) tras la anexión de Letonia por la Unión Soviética en 1940, y en el marco de la industrialización de los Estados bálticos. Ante esta situación, desde 1991 las autoridades restringieron deliberadamente el acceso a la ciudadanía letona a las personas presentes en el territorio antes del 17 de junio de 1940 y a sus descendientes.

Desde 1995, la ciudadanía letona se concede a todo “no ciudadano” tras aprobar un examen de idioma letón y de historia del país. El estatus de “no ciudadano letón” da derecho a residir en el país y a acceder a los servicios sociales, pero no da derecho a votar ni a trabajar en la policía o el ejército.

------------------------------------------------------------------------------

Un referéndum este fin de semana en Letonia no ha hecho más que constatar la división social que vive este pequeño país de la Unión Europea desde el fin de la URSS y su independencia. Los letones tenían que decidir el sábado si se modificaba la Constitución para hacer del ruso su segundo idioma oficial. Dijeron que no de forma categórica (un 74,8% frente a un 24,8%), pero la votación ha frenado los esfuerzos políticos para reconciliar a las dos comunidades.

El pasado comunista es ampliamente rechazado en las tres repúblicas bálticas. La URSS acabó con 22 años de independencia en Estonia, Letonia y Lituania tras pactar con la Alemania de Hitler la división de Europa del Este. En años posteriores, llegaron cientos de miles de inmigrantes rusos, bielorrusos y ucranianos en una mudanza organizada por el régimen soviético.

En Letonia, cuando se consiguió la independencia en 1991, aprender letón era obligatorio para convertirse en ciudadano del nuevo país. Muchos rusohablantes se resistieron y hoy quedan unos 300.000 de esos "no ciudadanos". No pueden votar, ni trabajar para el Estado, ni tampoco ejercer profesiones como abogado o policía.

Durante dos décadas la minoría rusa de Letonia (un tercio de los 2,1 millones de habitantes) ha acusado a las autoridades de discriminación. Pero en los últimos años se había observado un acercamiento, así que no había motivos para que la minoría rusa forzase un referéndum como el del sábado 18 de febrero. El motivo lo dieron los grupos nacionalistas, empeñados en unificar el país por medio de la lengua. Como si fuera una partida de ajedrez, jugaron el gambito letón, una peligrosa apertura que deja demasiados cabos sueltos y, por tanto, entraña mucho peligro.

En el 2009 el Partido de la Armonía, apoyado por la minoría rusa, logró formar gobierno en la capital letona, Riga, y colocar al frente a su líder, Nils Usakovs. El año pasado, el Partido de la Armonía ganó las elecciones generales, con 31 de los cien diputados del Parlamento. Pero los partidos del centro del primer ministro, Valdis Dombrovskis, y del ex presidente Valdis Zatlers prefirieron una coalición con la derecha radical de la Alianza Nacional.

La Alianza comenzó a recoger firmas para forzar por referéndum a que todas las escuelas estatales impartan la enseñanza únicamente en letón. En estos colegios, el 40% de la enseñanza se realiza en ruso, polaco o estonio. No lograron su objetivo, pero la iniciativa se interpretó como un ataque a la minoría rusa.

Como respuesta, el grupo de rusohablantes Lengua Materna reunió el apoyo de más del 10% de los electores, necesario para celebrar el referéndum. Éste ha terminado distanciando a quienes apostaban por la reconciliación. Usakovs, que pidió neutralidad, terminó apoyando el sí, y el presidente letón, Andris Berzins, llamó a "proteger el letón" a pesar de haber anunciado antes que se abstendría.

A pesar de la derrota, el movimiento de rusohablantes que ha impulsado el referéndum considera positivo que la división social se convierta en discusión. El principal objetivo era comenzar el diálogo, "y aunque comience con histeria y con pánico, es mejor que un silencio que ha durado veinte años", dijo ayer el líder de Lengua Materna, Vladímir Línderman. Ahora esperan la respuesta de las autoridades. "Si se propone diálogo y disponibilidad para revisar la situación de la lengua rusa y resolver los problemas de la enseñanza, será una buena señal; si no, seguiremos protestando", dijo otro representante del movimiento, Illarión Guirs. El referéndum no puede servir sólo para tomar una decisión, sino también para constatar que hay una parte muy importante de la población que no opina como la mayoría. "Sería peligroso pensar que hemos ganado y no dar ningún paso hacia la integración de las minorías nacionales", apuntó el politólogo Yuris Rozenvalds.

20-II-12, G. Aragonés, lavanguardia