“Gracias a la hospitalidad del sistema penal español pude escribir ‘Historia general de las drogas’”, Antonio Escohotado

Iñaki Berazaluce

Escohotado en el penal de Cuenca: Unas vacaciones “algo cochambrosas”, pero productivas.

A principios de los años ochenta, Antonio Escohotado compaginaba su puesto de profesor en la UNED con una vida hippy en Ibiza, la isla donde se gozaba de una inusitada libertad en los estertores de la dictadura de Franco y el amanecer en blanco y gris de la democracia. Escohotado acababa de fundar Amnesia, un garito con música en vivo en el que -igual que hoy, pero a pequeña escala- se ligaba mucho y se consumían todo tipo de sustancias psicotrópicas.

En una turbia operación policial orquestada desde las cloacas del poder y con la participación de la mafia corsa, Escohotado se vio involucrado en un trapicheo de cocaína que acabó con la detención de los cinco implicados y la condena a dos años y un día de cárcel por tráfico de estupefacientes.

Cualquier otro en su lugar se hubiera hundido en el fango, pero Escohotado decidió hacer de la necesidad virtud. En primer lugar, solicitó al magistrado entrar lo antes posible en prisión, para estupefacción del juez: “¡Caray!, usted es el primero que conozco que tiene prisa por perder su libertad”.

A continuación, hizo un breve tour por la oferta penitenciaria española y finalmente se decantó por el presidio de Cuenca. Allí, su alcaide le otorgó una celda de castigo en la que aislarse con su rudimentario ordenador, y disponer así del tiempo y la tranquilidad requerida para la que sería su obra magna: la ‘Historia general de las drogas’, que por fin está disponible en versión electrónica gracias a la editorial La Emboscadura, de reciente cuño.

Escota, fregando el chabolo.

Escohotado me atiende amablemente por teléfono y me explica cómo fue su búsqueda e ingreso en el talego: “Fui yo el que tuve que buscar denondadamente la prisión. Estuve en Santander, que no me gustó. Estuve en Carabanchel, que tampoco me gustó y a la tercera salió Cuenca. Me fui a hablar con el alcaide y le dije “Señor mío, ¿me dejará usted meter el ordenata y me dará una celda de castigo?” y me contestó que sí”.

[El pormenorizado relato de la estancia de Antonio Escohotado en prisión ha aparecido durante este 2017 en formato serial –‘En la residencia forzosa’– en la Revista Cáñamo].

En aquel entonces (1983), Escohotado llevaba dos décadas recopilando datos sobre las drogas, más concretamente sobre el andamiaje de la prohibicón, un artefacto asombrosamente reciente: la “guerra contra las drogas” la declara pomposamente Nixon en 1971. Siete años antes, Escohotado había aprobado unas oposiciones para el Banco de España y trabajaba en el ICO, y había empezado a experimentar con LSD y la mescalina, las drogas del momento. Podría decirse que don Antonio hizo un máster práctico con las drogas antes de abordar su canónico ensayo académico, un libro por el que se haría mundialmente conocido.

Pero si interesante es la génesis de la ‘Historia general de las drogas’, el relato de la edición electrónica de la obra no lo es menos. Muchos de los libros anteriores a su ‘Historia de las drogas’ están agotados, descatalogados o se venden como incunables, a precios absurdos. El hijo de Antonio, Jorge Escohotado, decidió poner todos estos libros en formato electrónico, a disposición de las nuevas generaciones de lectores y drogófilos que han conocido a Escohotado gracias a internet y a sus perfiles en redes sociales (TwitterFacebook, YouTube e Instagram).

En el caso de ‘Historia general de las drogas’, “nos encontramos con una edición pirata que anda circulando por las redes y que puso en circulación un hacker argentino, que por supuesto no pidió permiso, pero que hizo un excelente trabajo de recopilación de cuadros, gráficos, pies de página… Así que decidimos hackear al hacker y vender una versión retocada de su versión pirata”, explica Jorge con una sonrisa burlona.

‘Historia general de las drogas’ junto a ‘Aprendiendo de las drogas’ están a la venta en La Emboscadura por 5,95 euros.

Antonio el Melenas, “el terror de las nenas”, en Ibiza, años 70.

Pero la estancia del filósofo en prisión dio para más. En el estudio de su propio caso, Escohotado dio con un hallazgo jurídico de amplio espectro: el tráfico de estupefacientes era un “crimen sin víctima”, en tanto comprador y vendedor estaban de acuerdo en una transacción y sólo una entidad externa -en este caso el Estado- consideraba ilícita la misma, alegando el espantajo de la “salud pública”.

La disección del “crimen sin víctima” la lleva a cabo Escotahado en ‘Majestades, crímenes y víctimas’ (1983) [también disponible en La Emboscadura], un libro que, según me cuenta, “tuvo mucho más impacto que el que parecía entre magistrados y penalistas. Toda esta formulación del crimen sin víctima lo comprendieron muy rápidamente personas como Clemente Auger, Díez Ripollés, José Antonio Alonso o Manuela Carmena. Se dieron cuenta de que no podían equiparar delitos en los las personas lesionadas espontáneamente reclamaban con delitos donde lo transgredido era una autoridad discutible. Esos crímenes no es que no tuvieran víctima, sí tenían, lo que pasa es que ellos la callaban: era el ser humano, la dignidad humana. Por tanto, eran crímenes de lesa humanidad. Eso es lo que descubrí pero me llevó mucho tiempo: tres o cuatro años estudiando”.

Más información en La Emboscadura  donde puede encontrarse una suculenta oferta de lanzamiento de toda la obra por 24.90€.

La crónica de El País sobre la detención de Escohotado en 1983. Con información de Wikipedia y El País.

http://blogs.publico.es/strambotic/2017/12/escohotado-historia-general-de-las-drogas/